El Estrecho de Gibraltar, mágico por sus particularidades, es el único canal de comunicación entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo y punto de separación entre España y Marruecos. Reúne aspectos biológicos, geográficos, arqueológicos, pesqueros y paisajísticos. Es parte de la ruta de aves migratorias y reúne condiciones ideales para la presencia de delfines y ballenas.
La fascinante experiencia de navegar en el Estrecho de Gibraltar gana un plus de emoción cuando los amables habitantes de sus aguas, las ballenas y los delfines, se acercan a los barcos para exhibirse y satisfacer la curiosidad de los visitantes.
En el Estrecho de Gibraltar, zona declarada Reserva de la Biosfera, conviven 7 especies distintas de cetáceos que, en función de sus rutas migratorias, abundancia de alimentos y períodos de reproducción, viven permanentemente o pasan cierto tiempo en esta zona marina privilegiada: el encuentro entre el Mediterráneo y el Atlántico.
El avistamiento de cetáceos es una actividad ecoturística, que se apoya en la investigación científica y en la educación ambiental, donde se busca minimizar el impacto ambiental y maximizar la conservación del entorno natural y de las especies presentes, utilizando como herramienta la concienciación del visitante a través de la experiencia. En cada viaje un grupo de biólogos marinos acompaña a los turistas con el objetivo de informar, interpretar y generar información estadística acerca de estos animales y su hábitat. Esta labor luego será utilizada en distintos proyectos y publicaciones científicas producidas en colaboración con otras entidades dedicadas y que tienen espacio en los más importantes foros y congresos nacionales e internacionales sobre la materia.
Lo interesante del paseo no se resume solamente al encuentro con ballenas y delfines, ya que uno puede contemplar también la belleza de este enclave geográfico que separa los continentes africano y europeo, observar de cerca el paso de enormes buques que cruzan esta auténtica autopista marítima, o mismo avistar bandadas de pájaros en sus vuelos migratorios.
De los inolvidables recuerdos de este paseo se destacan imágenes de delfines exhibiéndose con sus saltos acrobáticos, calderones mirando fijamente al turista, la madre orca con sus pequeños acechando a los barcos pesqueros para hacerse con una parte de la pesca del atún rojo, los rorcuales (segundo mayor animal del planeta) provocando un enorme surtidor al respirar en la superficie, y los cachalotes que despidiéndose de los turistas enseñan su cola como si fuera un obelisco en medio de la mar.